REDACCIÓN 'L OBSERVATORIO'
Según un informe del profesor de la Universidad de Gante Arno Thielens, especializado en electromagnetismo, física computacional y biofísica, realizado para el Parlamento Europeo, este concluye que: “La evidencia que hay es insuficiente”, ya que “no hay resultados concluyentes, además las condiciones de experimentación, de exposición, son diferentes y hay mucha variabilidad metodológica”. En definitiva, la clave está la intensidad de la exposición.
El físico y doctor en neurociencia español Alberto Nájera, vocal del Comité Científico Asesor de Radiofrecuencias y Salud (CCARS) español, ha hablado para AFP y ha sido tajante sobre este asunto: “Decir que las ondas electromagnéticas son inocuas es tan falso como decir que producen cáncer, pues antes hay que especificar en qué condiciones pueden ser peligrosas”. Este comité también ha realizados diversos informes desmintiendo a los más 'agoreros' de las nuevas tecnologías móviles.
Para Nájera, “antes de hablar de peligros, hay que hablar de intensidades, porque dependiendo de la intensidad, estas radiaciones producirán unos efectos u otros. Por eso son tan importantes los estudios que evalúan la exposición personal”. Por lo tanto, "en condiciones normales, y a los niveles de exposición habituales actuales, no existen evidencias de que las radiaciones usadas en telecomunicaciones, ya no solo el 5G sino las anteriores generaciones, tengan efectos sobre la salud humana”.
Y es que según explica también para AFP la profesora de la Universidad de Málaga Mari Carmen Aguayo-Torres, experta en arquitectura de redes móviles: “El 5G no es muy distinto del 4G, tecnológicamente hablando -evidentemente no en cuanto a propiedades-”, así que “si el 5G va a tener efectos en los seres vivos, ya deberíamos haberlos notado con las tecnologías anteriores, que son básicamente iguales (...) la potencia que se transmite en todas ellas está muy controlada” por las autoridades estatales. Se debería dar pues una exposición miles de veces superior a la que existe hoy día para que pudiera perjudicar a los seres vivos.
"Toda radiación electromagnética tiene, a ciertas potencias, posibilidad de hacer daño”, continúa explicando la profesora Aguayo, quien pone como ejemplo de estas radiaciones la luz solar: “Si nos exponemos a pleno sol durante horas sin protección, nos quemamos”. Igualmente, dice que es normal que cualquier novedad tecnológica siempre traiga polémicas y miedos. A veces infundados, científicamente hablando.
Como detalla la Organización Mundial de la Salud, que lleva años investigando sobre los posibles efectos de la telefonía móvil en humanos, y el Ministerio de Asuntos Sociales y Transformación Digital (puedes leer todos los detalles aquí), se recomienda una estricta adhesión a las normas internacionales, que han sido desarrolladas para proteger tanto a los usuarios de telefonía móvil, como a las personas que trabajan cerca o viven alrededor de estaciones radioeléctricas de telefonía móvil o que no utilizan este tipo de comunicación. Lógicamente, todo lo que sea sobrepasar ese límite, sí que conllevaría efectos nocivos para los ciudadanos.